martes, 1 de noviembre de 2011

Historia

Hace 10.500 años el Valle de Aburrá era recorrido por tribus de cazadores y recolectores. Cuando llegan los conquistadores españoles ya encuentran asentada una población nativa numerosa, que opuso poca resistencia. Eran aburraes, yamesíes, peques, ebéjicos, noriscos y maníes, que, se calcula, estaban allí desde el Siglo V a. C. Tenían grandes cultivos de maíz y fríjol, criaban curíes y perros mudos, tejían mantas de algodón, comercializaban sal, y conocían la orfebrería. Bajo el dominio español fueron repartidos en encomiendas y desplazados de sus tierras. La deserción, el maltrato, las enfermedades y el duro trabajo intensivo en la tierra y las minas, en pocos años los diezmaron.


Descubrimiento español del valle y sus primeros asentamientos de pobladores Europeos:

El mariscal Jorge Robledo se encontraba a mediados de agosto de 1541 en el que hoy se conoce como el municipio de Heliconia, en el occidente, cuando creyó haber visto que, abajo, entre las montañas, había un valle. Ordenó en aquel momento a Jerónimo Luis Tejelo que fuera a explorar, y el 23 de agosto, por la noche, éste llegó al terreno plano que había divisado Robledo. Los españoles bautizaron el valle como de San Bartolomé, aunque el nombre tomado después fue el de Aburra, vocablo indígena que se traduce por “pintadera”, tal vez por el oficio textilero que ejercían.
La belicosidad y pobreza de los indios, así como la ausencia de riquezas, desalentaron el establecimiento de españoles en el valle de Aburra. En 1574, don Gaspar de Rodas solicitó al cabildo de Antioquia cuatro leguas de tierra para fundar hatos y estancias de comida en el valle, y le fueron otorgadas tres.
El visitador Francisco de Herrera Campuzano fundó en 1616, con 80 indígenas, el Poblado de San Lorenzo, en el actual Parque El Poblado, en sí, se trató de un resguardo para la protección de los indígenas. Debido a que las leyes de segregación racial impedían que en los resguardos indígenas se establecieran mestizos y mulatos y, también en razón de las precarias condiciones de habitabilidad de San Lorenzo, se realizaron trámites para la construcción de otro poblado en el ángulo que forma el río Medellín (antes Aburrá) y el arroyo Santa Elena, lugar llamado por los nativos sitio de Aná y por los españoles Aguasal. Finalmente en 1646 se establece el nuevo poblado, el cual en 1649, después de la construcción de la primera iglesia de tapias y tejas, la cual fue consagrada a la Virgen de la Candelaria, el sito se comenzó a llamar con el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria de Aná. El sitio de Aná, donde se edificó dicho pueblo, corresponde actualmente al centro de Medellín, donde está el Parque Berrio, y donde se levantó la Iglesia de La Candelaria.


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